martes, 20 de enero de 2015

Batalla de reyes (Profecía de Merlín I) - M.K. Hume

Ante un niño nacido del demonio se erigen una fortificación maligna y un destino ya escrito. El primer volumen de la trilogía histórico épica que recupera la época y el personaje que dieron lugar a la leyenda de Merlín.

Siglo V d.C. El Imperio romano se desmorona y, en la antigua provincia de Britania, el poder está cambiando de manos. Solo queda un último servidor leal a Roma, acosado por el caudillo de los celtas y por los sajones, los recién llegados del norte que sueñan con establecerse a sangre y fuego en estas tierras y sojuzgarlas. Todos ansían las sobras en este nuevo mundo, más brutal y cruel, donde la vida carece de valor, la traición es moneda de cambio y siempre vence la espada.

Y en medio del caos un niño de la tribu de los deceanglos, con un talento natural para sanar y un don temible para la profecía, presiente que ante él se abre un gran destino.

En plena decadencia del Imperio Romano asistimos al nacimiento de Myrddion, el futuro Merlín, conocido en su entorno como "Medio Demonio" debido a las circunstancias de su concepción, que su madre (completamente loca) se encarga de difundir.

Esta no es una historia fantástica de trucos de magia. La autora aborda al mítico Merlín poniéndolo en un contexto histórico, las luchas entre celtas y sajones por el control de Britania, y nos lo presenta como un chico inteligente y despierto que se convierte a temprana edad en un gran sanador, que alivia dolencias con hierbas y cose las heridas de los soldados en el campo de batalla. Todo gracias a su mentora, una sanadora que lo toma como aprendiz cuando aún es un crío.

Una novela entretenida y bien narrada, que nos da una idea de cómo era la vida en Britania en el siglo V, y las disputas por el poder entre los diversos reyezuelos celtas y sajones. Quizá la mente tan brillante de Myrddion no es muy creíble en un niño de 8 o 9 años, pero hay que tener en cuenta que hablamos de una época muy dura, en la que había que espabilarse prácticamente nada más nacer.

[...] supo que el día traería una amenaza que sería mucho más peligrosa que cualquier otra cosa que hubiera afrontado hasta ese momento. Correría por la espesura con el zorro, si podía, pero era el Medio Demonio… y tenía un destino que cumplir.

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