Al cumplir los dieciocho, los chicos del pueblo de Barro Negro desaparecen. Para siempre. Y sin ninguna explicación... Lo llaman «el Rapto»: la medianoche antes de su decimoctavo cumpleaños, la tierra tiembla, sopla un viento helado, del cielo desciende una luz cegadora... y todos se desvanecen por siempre jamás. Todavía faltan unos meses para que a Gray Weathersby le llegue su turno, pero cuando su hermano Blaine es víctima del Rapto, todas las verdades de su pequeño mundo se tambalean...
No sé qué tienen las distopías que no me acaba de convencer ninguna de las que he leído. Narrada en primera persona la historia se centra en Gray, un joven que dentro de poco cumplirá los 18 años y por lo tanto está condenado a desaparecer. Él no se conforma y decide escapar del pueblo, que está rodeado por un enorme muro, para averiguar la verdad sobre las desapariciones de los chicos.
El libro tiene algo de misterio al principio y acción, que es quizá lo que lo salva un poco. Los personajes secundarios tienen mucha importancia en la trama pero no están suficientemente desarrollados, al menos no todos. Y en algunos momentos sucede todo muy rápido, dando una sensación de caos. La historia no acaba, por lo visto habrá segunda parte.
Imagino que quienes gusten de las distopías sin exigir demasiada calidad a la novela encontrarán esta entretenida pero vamos, yo no le acabo de ver la gracia. No es que sea mala malísima, he leído cosas peores, pero desde mi punto de vista La trampa de los 18 no merece un hueco en la estantería.
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